En los inicios del siglo XX, tras varias ciudades españoles con electricidad, en 1909 llegaría a Fuenlabrada el fluido eléctrico y lo hará gracias a unos vecinos franceses que establecen su fábrica de harinas en el pueblo
En 1907, Félix Malassagne (1881-1956) adquiere una harinera en la calle Castillejos, muy próximo a la iglesia de San Esteban. Inmediatamente construye la fábrica de harinas Malassagne-Dufayet (actualmente el lugar es el edificio de la calle Castillejos con calle de la Harina), y para aumentar la productividad necesitarán electricidad.
Los franceses se ofrecieron a hacerse cargo de la instalación del alumbrado por electricidad para el servicio tanto público como privado si se le concedía el derecho exclusivo por diez años y si el Ayuntamiento se comprometía a suministrar el fluido necesario para 150 lámparas de diez bujías para las calles y de 21 lámparas para el edificio consistorial. El Ayuntamiento admitió la propuesta y solicitó al gobierno civil la autorización.
En diciembre de 1908, la Jefatura de Obras Públicas, en el apartado de Fomento y sección de Electricidad, aparece la autorización. Manuel de Landecho y Allendesalazar, ingeniero con domicilio en el paseo del Cisne 16, solicita al ministro de Fomento la presentación del proyecto para la autorización de instalar una línea eléctrica aérea de alta tensión, que partiendo de otra que tiene solicitada con anterioridad de Madrid a Villaverde, termine en el pueblo de Fuenlabrada, suministrando fuerza matriz y alumbrado público y privado del mismo.
Entre alguna de las características, menciona que el fluido será suministrado por la Sociedad de Gasificación Industrial de Madrid y que arranca en Villaverde, en el poste número 120. Seguidamente hace una descripción del trazado en el que se sitúa paralela a la línea férrea de Madrid a Cáceres y Portugal, cruza la carretera de Madrid a Toledo, entrando a Leganés, y que se traza a Fuenlabrada evitando el término municipal de Getafe.
La última alineación, se detiene a unos 800 metros de la entrada de Fuenlabrada, quebrándose ahí y siguiendo el trazado de la Vereda de la Pollina para acabar en la entrada del pueblo en una fábrica de harinas en construcción (antigua Fábrica de Harinas de la calle Castillejos) y que se situaría una caseta de transformación.
Los postes serían de madera bien seca, quemados, con altura de 8 metros y 1 enterrado, sobre los caminos la altura será de 9 metros sobre el suelo. La tensión eléctrica fue de 15.000 voltios, con sistema trifásico de 150 periodos por segundo, entre otros detalles.
Por último se detalla una serie de propietarios de tierras en los que afectaría la obra como por ejemplo el Ayuntamiento, Gregorio Pérez Cano, Francisco Escolar Martín, Cándido Montero, Petra González, Ruperta Pérez, Marcos González, Ulpiano Aguado, Basilio y Cecilio Escolar,...
Finalmente, Felix Malassagne se asentará en Fuenlabrada en 1913 y en ese mismo año, el Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración, aparece que la única fábrica con electricidad en Fuenlabrada es la de Malassagne-Dufayet. En 1918, Jean Malassagne regresará a Fuenlabrada tras luchar en la I Guerra Mundial (fue herido y prisionero).
Finalmente, en 1914, la Compañía Madrileña de Urbanización se hará cargo de la instalación eléctrica.
En la siguiente imagen hemos colocado una imagen (del año 1924) de la primera caseta de transformación que tuvo Fuenlabrada y que se situó en la Vereda de la Pollina (actual calle Castillejos) sobre un plano del IGN de 1924, mostrando la línea eléctrica en rojo y en zigzag.
(Pincha en la imagen para ampliarla) | Plano e imagen de 1924 |
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