El 2 de diciembre de aquel año, se colocaba la primera piedra de la Plaza Mayor de Madrid. Se concibió como el gran teatro de la Corte. Desde el salón real, ubicado en la Casa de la Panadería, los Reyes podían asistir a las celebraciones religiosas y a las corridas de toros.
También destaca la celebración en la Plaza Mayor de la beatificación de San Isidro y las ejecuciones públicas durante los Autos de Fe.
A lo largo de estos cuatro siglos, la Plaza ha sufrido numerosas transformaciones. Durante el reinado de Isabel II se coló en su centro la estatua ecuestre de Felipe III, obra de Jean Boulogne. En 1853 se ajardinó, y a partir de entonces empezaron a cruzarla tranvías. Y en 1969, se inauguró su parking subterráneo.
Pero de todas las reformas la más importante se acometió tras el incendio de 1790, cuando fue remodelada por Juan de Villanueva, otro de los grandes arquitectos de Madrid. A su mano, se deben sus seis puertas monumentales y también el Arco de Cuchilleros, cuya escalinata salva un acusado desnivel.
A lo largo del año, son muchos eventos de la Plaza Mayor. El más especial sin duda es el Mercado de Navidad, que se celebra desde el siglo XIX. Son tantos los recuerdos vinculados a este lugar: conciertos legendarios, quedadas con amigos, el clásico bocata de calamares, las tiendas que ya estaban de hace más de 100 años, lo de toda la vida, lo de siempre, lo que tienen certificado que sólo otorga la historia.
¡A por otros 400 años más!
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