Sin duda una Memoria que tenemos los fuenlabreños es el crecimiento de población que tuvo nuestro pueblo y paso a ser una ciudad. Nadie creía en 1968 lo que iba a ocurrir durante los siguientes años. Esto es, nuestro crecimiento.
En 1964 se crea la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana de Madrid (COPLACO) cuya función queda el planeamiento urbanístico de los municipios de este área. Este y otros planes sucesivos pueden ser considerados un éxito ya que trasladan parte de la congestión de Madrid a municipios próximos.
En los años sesenta los municipios de la primera corona metropolitana (Getafe, Leganés, Alcorcón) se contagian de la fuerza expansiva del del sector de la construcción en Madrid y su periferia. Por su parte Fuenlabrada, Móstoles y Parla son municipios de la segunda corona que reciben la segunda oleada migratoria hacia Madrid y que tienen un crecimiento espectacular a partir de 1973-74.
Durante un tiempo, los recién llegados les llaman robagatos, queriendo dar a entender de forma un tanto articular que los de fuera han tenido a quedarse con la riqueza de los nuevos empleos y a provocar un alza de los precios.
El Cobo Calleja nace en 1968 y el Alcalde Fernandez Ocaña autoriza la construcción de las 2 primeras naves. Desde comienzos de la siguiente década el promotor ponferradino Manuel Cobo Calleja comienza a instalar aquí naves para pequeñas y medianas empresas. Este constructor se aprovecha de la inexistencia de normas urbanísticas municipales para construir más volumen del declarado, en realidad puede hacer lo que le de la gana incluido el nombre de las calles.
Así fue nuestro crecimiento descontrolado de Fuenlabrada. En definitiva, gana el que vende las tierras, gana el Ayuntamiento y gana el que construye.
En 1964 se crea la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana de Madrid (COPLACO) cuya función queda el planeamiento urbanístico de los municipios de este área. Este y otros planes sucesivos pueden ser considerados un éxito ya que trasladan parte de la congestión de Madrid a municipios próximos.
En los años sesenta los municipios de la primera corona metropolitana (Getafe, Leganés, Alcorcón) se contagian de la fuerza expansiva del del sector de la construcción en Madrid y su periferia. Por su parte Fuenlabrada, Móstoles y Parla son municipios de la segunda corona que reciben la segunda oleada migratoria hacia Madrid y que tienen un crecimiento espectacular a partir de 1973-74.
Getafe, Leganés, Alcorcón, Móstoles y Parla contaban con un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), Fuenlabrada por su parte hasta los 90 no tendría el suyo propio. Ya podéis imaginaros como se traduce esto.
Los propietarios de las tierras, la mayoría son del pueblo, venden sus tierras (que no eran pocas). Crece el número de industrias, empresas y viviendas. A la par se conceden licencias de edificación sobre suelo rústico en gran escala sin garantía alguna respecto a estructura, dotaciones y servicios. Esto atrae a constructores sin escrúpulos a la búsqueda de suelo barato sobre el que operar a su antojo y la corporación municipal concede miles de licencias de construcción atendiendo a intereses de esos constructores.
Se construían edificios en medio del campo dejando espacio, por que el terreno alejado del centro de los pueblos son más baratos. Solo se construyen viviendas, nada de: servicios, zonas verdes, colegios, hospitales, calles pavimentadas, alumbrado, agua, transporte... Esto dará confusión a la reivindicación de los nuevos vecinos por sus servicios.
Durante un tiempo, los recién llegados les llaman robagatos, queriendo dar a entender de forma un tanto articular que los de fuera han tenido a quedarse con la riqueza de los nuevos empleos y a provocar un alza de los precios.
El Cobo Calleja nace en 1968 y el Alcalde Fernandez Ocaña autoriza la construcción de las 2 primeras naves. Desde comienzos de la siguiente década el promotor ponferradino Manuel Cobo Calleja comienza a instalar aquí naves para pequeñas y medianas empresas. Este constructor se aprovecha de la inexistencia de normas urbanísticas municipales para construir más volumen del declarado, en realidad puede hacer lo que le de la gana incluido el nombre de las calles.
Así fue nuestro crecimiento descontrolado de Fuenlabrada. En definitiva, gana el que vende las tierras, gana el Ayuntamiento y gana el que construye.
Bibliografía de este artículo:
» José Luis Rodríguez Jiménez, Gloria Gómez-Escalonilla: "Fuenlabrada Siglo XX: De un pueblo a una gran ciudad"; Edita: Ayuntamiento de Fuenlabrada; ISBN: 978-84-691-5266-9; Depósito Legal: M-37212-2008
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