Durante el llamado Trieno Liberal (1820-1823), se crean unas normas sanitarias mediante las cuales se obliga construir los cementerios fuera de los núcleos de población y bajo una serie de medidas higiénicas con el fin de evitar la contaminación de las aguas y las consecuentes epidemias.
En Fuenlabrada, dichas normas llegan en 1820, reuniéndose entonces una comisión, formada por los miembros del Concejo, el médico y el cura párroco, que decidiría cuál sería el mejor emplazamiento para el nuevo cementerio. Se baraja diferentes lugares para la construcción del camposanto:
» El Alcalde Manuel Escolar propone en el camino de Parla en medio de los aires del mediodía y oriente inmediato a la Emita de Santa Ana.
» El primer regidor Ciriaco de Cuéllar propone tras la ermita de Nuestra Señora de Belén en el camino de Móstoles. Vicente Herrero, segundo regidor, apoya lo propuesto por su compañero aclarando que en aquel sitio no hay aguas que surta al pueblo.
» Luis Gil, otro regidor del concejo de Fuenlabrada, seña el sitio del camino de Madrid junto a San Gregorio el Viejo (actual barrio de San Andrés, próxima al Huerto del Cura).
» Baldomero de Ocaña, un procurador síndico, propone en el centro del Olivar perteneciendo a los herederos de Gerónimo Pérez.
En Fuenlabrada, dichas normas llegan en 1820, reuniéndose entonces una comisión, formada por los miembros del Concejo, el médico y el cura párroco, que decidiría cuál sería el mejor emplazamiento para el nuevo cementerio. Se baraja diferentes lugares para la construcción del camposanto:
» El Alcalde Manuel Escolar propone en el camino de Parla en medio de los aires del mediodía y oriente inmediato a la Emita de Santa Ana.
» El primer regidor Ciriaco de Cuéllar propone tras la ermita de Nuestra Señora de Belén en el camino de Móstoles. Vicente Herrero, segundo regidor, apoya lo propuesto por su compañero aclarando que en aquel sitio no hay aguas que surta al pueblo.
» Luis Gil, otro regidor del concejo de Fuenlabrada, seña el sitio del camino de Madrid junto a San Gregorio el Viejo (actual barrio de San Andrés, próxima al Huerto del Cura).
» Baldomero de Ocaña, un procurador síndico, propone en el centro del Olivar perteneciendo a los herederos de Gerónimo Pérez.
El 5 de junio de 1820, el Alcalde junto al escribano, visita al cura párroco de la Iglesia de San Esteban, don Juan José Hermosa ya que éste se encontraba enfermo y para recoger su parecer acerca de la ubicación del camposanto. El párroco aconseja que se ejecute en las inmediaciones de la ermita de Santa Ana ya que desde hace años ha observado que vienen muy pocos aires desde la ermita a la Iglesia de San Esteban.
El 8 de junio de ese mismo mes, se reúne el Ayuntamiento para estudiar los presupuestos. Ciriaco de Cuéllar mide y tasa un terreno de 8.000 reales incluyendo cimientos y tapias, una puerta, y capacidad para 200 sepulturas.
El 11 de noviembre de 1820 se autoriza las obras, pero el 3 de diciembre de 1821 se pide explicaciones al Ayuntamiento por parte de la jefatura y aclara que no existen recursos. Por ello, deciden destinar 8.000 reales que el 12 de abril de 1820 donó en testamento doña María de Medina a la Iglesia de San Esteban. No obstante, Agustín Pérez, albacea de la difunta, dificulta al máximo la entrega del dinero.
El 8 de junio de ese mismo mes, se reúne el Ayuntamiento para estudiar los presupuestos. Ciriaco de Cuéllar mide y tasa un terreno de 8.000 reales incluyendo cimientos y tapias, una puerta, y capacidad para 200 sepulturas.
El 11 de noviembre de 1820 se autoriza las obras, pero el 3 de diciembre de 1821 se pide explicaciones al Ayuntamiento por parte de la jefatura y aclara que no existen recursos. Por ello, deciden destinar 8.000 reales que el 12 de abril de 1820 donó en testamento doña María de Medina a la Iglesia de San Esteban. No obstante, Agustín Pérez, albacea de la difunta, dificulta al máximo la entrega del dinero.
A mediados de 1822 aún no se ha iniciado las obras, por lo que el gobernador da un ultimátum al albacea para que entregue 8.000 reales donados a la Iglesia. Se entregó inmediatamente y a inicios de 1823 ya estaría terminado el cementerio municipal de Fuenlabrada.
El 17 de febrero de 1856, el Ayuntamiento recibe una orden de reparación por parte de la Diputación. Para hacer frente a estos gastos se acuerda subastar el monopolio del aguardiente en 10.000 reales. De 1882 data la sepultura más antigua que se conserva en el cementerio.
El 17 de febrero de 1856, el Ayuntamiento recibe una orden de reparación por parte de la Diputación. Para hacer frente a estos gastos se acuerda subastar el monopolio del aguardiente en 10.000 reales. De 1882 data la sepultura más antigua que se conserva en el cementerio.
En 1890 el Consistorio decide construir un pozo en su capilla y una mesa con tablero de mármol para llevar a cabo las autopsias, además de ejecutarse una ampliación del recinto debido a una epidemia de viruela.
Desde mediados del siglo XX, hasta el año de 1980, estuvo formado por las dos zonas que están al norte en la actualidad y tenia una superficie de 3.600 m2, con una puerta por la que también se accedía a la Ermita de Santa Ana. En los años siguientes, se ampliará el camposanto hasta los metros cuadrados actuales.
En la década de los 90, se procedió a la demolición de la ermita de Santa Ana y posterior traslado de la imagen a otra nueva ubicación, siendo en la calle Santa Juana en la actualidad.
(Pincha en la imagen para ampliarla) | Vista aérea del Cementerio |
Bibliografía de este artículo:
» Adriano Gómez Ruiz: "Cinco siglos de historia (1375 - 1900)"; Ayuntamiento de Fuenlabrada; ISBN: 84-500-9950-1; Depósito Legal: M-15.872-1984
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